Conquistar la identidad

Vivimos en una sociedad marcada por estereotipos y una tendencia a crear modelos de éxito que imitar. Si bien el respeto a la diversidad se confirma como un logro en las sociedades modernas, aún permanece una fuerte herencia de patrones y prejuicios difíciles de erradicar. En la actualidad, hay un intenso debate sobre la igualdad de sexos, el respeto a la diversidad y la lucha contra la discriminación. No está claro que la igualdad esté calando en un mensaje de justicia, sino que se percibe como uniformidad o imposición del estereotipo marcado socialmente. Pero lejos de las imitaciones y modelos impuestos, la llave del éxito personal es la conquista de la identidad individual. Potenciar las cualidades y lograr sacar lo mejor de cada uno debería ser el verdadero objetivo de las políticas de diversidad. 

Esta afirmación está cobrando protagonismo en una cuestión sin resolver en el momento actual: por qué no llegan más mujeres a puestos de alta dirección. Además de las tradicionales teorías del techo de cristal y barreras invisibles que impiden el avance de la mujer, están surgiendo aportaciones sobre la importancia de la actitud con la que se afronta esta realidad.

La periodista y experta en comunicación Carmen García Ribas ha publicado un libro sobre las imposturas, en el que señala la necesidad de gestionar los miedos personales en el mundo empresarial y potenciar nuestra propia personalidad. 

En esta línea, una reciente investigación de la consultora internacional McKinsey sobre liderazgo femenino destaca la importancia de que las mujeres tomen conciencia sobre sí mismas y apuesten por las actividades que fomenten su energía y motivación individual como mejor instrumento para obtener éxito laboral.

El citado estudio concluye que es un error centrar el debate sobre la baja representación de la mujer en el tema de la conciliación entre vida privada y profesional. La conciliación afecta tanto ahombres como a mujeres. La mejor forma de abordarla es implicando tanto a unos como a otros.

El progreso de una sociedad viene marcado por el aprovechamiento del talento donde quiera que esté. Necesitamos un enfoque de consenso que elimine cualquier barrera o discriminación, que ayudará a las mujeres a ocupar en mayor medida puestos de liderazgo. Pero no se trata de un discurso de uniformidad o imposición, sino de permitir que cada hombre o mujer pueda lograr sus objetivos gracias a la conquista de su propia identidad.

 -  Artículo publicado en La Vanguardia el 12 de enero de 2009

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